En la era actual, el uso de pantallas se ha vuelto omnipresente en nuestros hogares, y es fundamental adoptar prácticas saludables para garantizar un equilibrio adecuado.
No sentirse presionado para introducir las nuevas tecnologías. Los dispositivos multimedia están diseñados para ser intuitivos y los niños pueden aprenderlos rápido.
Descubrir qué tipo y cuanto tiempo de dispositivos multimedia se usan en casa y cuales son apropiados o nocivos para los niños y para el resto de la familia.
Seleccionar dichos medios con los niños con el propósito de aprender, desarrollar su creatividad y compartir este tiempo en familia.
No está recomendado utilizar “pantallas” 1 hora antes de acostarse. No permitir que los niños se acuesten o se duerman con pantallas.
Evitar realizar deberes u otras actividades con dispositivos multimedia conectados.
Organizar espacios horarios en casa, en los que no haya nadie con dispositivos multimedia conectados.
Decidir en qué espacios de la casa no hay dispositivos multimedia, como en los dormitorios.
Primar actividades en familia que promuevan el bienestar familiar (deportes, lectura y conversaciones en familia).
Los padres deben ser buen ejemplo: apagar la TV y poner los móviles en “no molestar” durante los horarios libres de dispositivos.
Compartir vuestras reglas de dispositivos multimedia con “cuidadores” o abuelos para asegurar que estas reglas son con fundamento.
Enseñarle a escuchar a su cuerpo: si tiene hambre o sed que elija un buen alimento o bebida. Cuando esté lleno, dejar de comer. Vigilar cuando se come fuera de los hábitos (por nerviosismo, aburrimiento, llamar la atención) en lugar de por hambre real.
Mantenerse físicamente activo: los niños y adolescentes es recomendable al menos 60’ de actividad física, incluyendo jugar y actividades estructuradas.
La actividad física favorece nuestro desarrollo cerebral: liberando hormonas que te hacen sentir bien. Ayudando a los niños a sentirse realizados y explorare otras aptitudes suyas
El ejercicio regular puede prevenir enfermedades cardiovasculares y reducir el riesgo de enfermedades crónicas (obesidad, diabetes y hipertensión arterial).
El movimiento ayuda a fortalecer nuestros músculos y nuestros huesos.
Un sueño profundo, libre de pantallas y reglado, sirve para permitir que nuestro cuerpo recargue energías. Nuestro cuerpo necesita actividad pero también reposo y descanso para poder jugar, aprender y descubrir todas las cosas que les asombran cada día.